domingo, 16 de agosto de 2009

SER 2.0

¿Hay que SER 2.0?
¿Es necesario participar? ¿No era mejor antes? ¿Qué me pierdo si no participo? ¿Qué gano si lo hago? ¿Todos tenemos algo para aportar? ¿La red nos hace mejores personas? ¿Somos más solidarios o altruistas en la red que con nuestros contactos personales? ¿Nos presentamos de manera transparente ante los demás? ¿Brindamos nuestros conocimientos espontáneamente?

Leyendo en La Nación la nota “El que llega segundo no es reconocido” en el que se entrevista a Pablo Kreimer (sociólogo argentino que estudia las relaciones humanas de la sociedad científica) me atrajo la idea de confrontar algunas frases hechas de la web 2.0 con esta visión acerca de la sociedad científica. Si decimos que la web 2.0 nos acerca al conocimiento universal, que aportamos todos al gran cerebro digital planetario, ¿qué pasa con la participación del mundo científico? En la nota el sociólogo menciona que existe una creencia que la sociedad científica es solidaria. Sostiene que en realidad hay colaboración entre sus miembros pero también hay competencia, una necesidad imperiosa de llegar primero porque el primero recibe todos los honores. En este caso, compartir sería abandonar dicha posibilidad. Entonces, ¿estamos ante una utopía o la realidad es que compartimos a medias?
Asistí en julio, invitada por una empresa, a un Taller TICs en Educación organizado por el CIN que tuvo lugar en Santa Fe y me llamó la atención que los asistentes, investigadores universitarios, no contaran con una base de datos con información referida a las investigaciones realizadas a nivel nacional en el ámbito de las TIC. Esto dejaba en claro que ningún investigador podía partir de trabajos realizados por algún colega, por desconocimiento de los mismos o peor aún, repetir la misma línea de investigación sin poder conectar experiencias. Lo llamativo es que el tema eran las TIC.
En la presentación del Taller hubo una videoconferencia donde el disertante se extendió (desde España) describiendo las ventajas de la Web 2.0. Mientras escuchaba (no recuerdo su nombre) yo trataba de buscar una justificación por la cual valiera la pena tanto despliegue de tecnología para hacer una sintética y abreviada descripción de la Web 2.0 y contestar algunas preguntas del auditorio. A veces utilizamos la tecnología por la tecnología misma sin preguntarnos qué aporta o peor aún, si realmente aporta algo o trae mas complicaciones que beneficios. Creo que aquí vale la frase: La tecnología es un vehículo, no el destino.
Lo que se rescata de la Web 2.0 es que brinda la oportunidad de la cooperación social, que no necesariamente significa toda la humanidad. Es en esta escala, en estas dimensiones de comunidad (la comunidad científica, los investigadores) donde podría verse la potencialidad de las redes sociales. Tampoco aparece en los ámbitos educativos, en el debate de ideas, en el trabajo profesional.
Otra visión es la cantidad de tiempo improductivo que aportan las redes sociales a la vida diaria. Intentando ver un noticiero, nos podemos encontrar con fotos subidas por los telespectadores (ya deberían cambiarle el nombre) de sus mascotas, sus familiares y demás cotidianeidades. ¿Qué pasó con las noticias? ¿Generamos contenidos o llenamos espacios?
La Web 2.0 plantea cuestiones que aún no encuentran solución. Participé del Rosario Blog Day 2008 donde se planteaba el tema de los comentarios en los periódicos online y la posibilidad de subir noticias, información o lo que al lector se le ocurra. Entre los disertantes estaban los responsables de las ediciones digitales de rosario 3 y Crítica. El abrir un sitio institucional donde se brinda información a los lectores a aportes externos genera cierto descontrol y caos. Desde el lenguaje utilizado hasta el material fuera de contexto que suben los usuarios genera un juego difícil de resolver. Por un lado, si se regulan los comentarios y aportes de los usuarios, el diario podría ser tildado de antidemocrático, de filtrar información y por el otro dejar en manos de los usuarios, habilitaría encontrar cualquier tipo de material dentro de un periódico. Autenticar usuarios, validar los datos, dejar en manos de los autores de las notas si habilitan o no la participación de los lectores fueron los cuestionamientos sin respuesta presentados por los disertantes. Por ahora parece difícil lograr un equilibrio que satisfaga a todos, que evite manipulaciones ideológicas (eliminar comentarios que no acuerden con la ideología del medio) y permita la participación libre y transparente. En el sitio del diario se puede leer:
IMPORTANTE: Los comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Aquel usuario que incluya en sus mensajes algún comentario violatorio del REGLAMENTO será eliminado e inhabilitado para volver a comentar.
Pensar en que todo intercambio es productivo no parece ser el camino. La web 2.0 ofrece herramientas útiles, permite la libre expresión, potencia la creatividad, aporta a la inteligencia colectiva. Como se afirma en la presentación del módulo BATA: “Si a la hora de producir un contenido, todos accedemos con los mismos derechos y privilegios estamos generando un espacio donde no se reconocen ciertas credenciales que reconocemos y están valoradas socialmente. En algunos casos las credenciales nos brindan una posibilidad de evaluar lo que alguien dice”. En la misma línea de tener en cuenta algunas consideraciones a la hora de hablar de suma de inteligencias, Surowiescki propone cuatro condiciones fundamentales para alcanzar la suma de inteligencias:
1) diversidad de opiniones entre los individuos que conforman el grupo
2) independencia de criterio
3) cierto grado de descentralización, que permita la existencia de subgrupos dentro del colectivo.
4) existencia de algún mecanismo de inclusión de los juicios individuales decisión colectiva.
Finalmente, me parece acertada una frase que sintetiza la postura que deberíamos tener frente a la web 2.0: “cualquier texto está incompleto porque le falta la biblioteca del lector”.
Aportando un poco de humor, quizás llegue el momento en que la exageración de información, la cantidad inabarcable de materiales, herramientas, artículos, notas nos haga tener en cuenta lo que plantea el francés Martin Page, en su novela y liberarnos de la inteligencia personal y también ahora de la colectiva (http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1163054).

Bibliografía
Planeta Web 2.0 – Inteligencia colectiva o medios Fast Food. Cristóbal Cobo Romaní – Hugo Pardo Kuklinski

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